Juntas


Tantas semanas de bloqueo se tienen que terminar, lo he decidido y lo voy a conseguir. Cuanto más camino hago, más fuerte me siento. Por eso, aunque me cueste soltar el nudo interno que me oprime, lo soltaré y continuaré hacia adelante.
Me dijeron que me había llamado en clave. Quería hablarme de algo importante y por eso me llamó con cierto suspense.

Bajo mi morera que todo lo sabe nos sentamos, bueno, mejor dicho me senté porque él no podía estar quieto.

En su cara desconcertada leí que me tenía que preparar. No iba a ser fácil ni hablar ni escuchar. Supongo que los hilos invisibles que nos han estado entrelazando siempre nuestras vidas y las de nuestras familias estaban ahí, tensadas y fuertes.

Las primeras no fueron palabras sino lágrimas. En ese rostro socarrón y maldiciente de todo lo que no cuadra en sus esquemas no quedaba ni un ápice de cinismo, lo sentí más humano que nunca y con una voz ahogada me ahogaba cada vez más a mí en la conversación.

Hay momentos que cuando tengamos ochenta o noventa años nos daremos cuenta de que supusieron un antes y un después. Hay noticias y problemas que marcan a las personas que más quieres con las que debes continuar tirando del carro personal que llevamos cada uno a cuestas.

En mi cabeza, en el torbellino de pensamientos que cada día intento ordenar en mi cuadrícula mental, siempre cabe algo más, no sabía que era tan grande. Y uno lleva a otro y ése a otro más, por eso ahora intentaré volver a respirar hondo como cada día desde hace mes y medio, intentando ayudar a mi amiga a salir de esto para que ya ancianas, juntas, recordemos.


No hay comentarios: