Cuestión de tamaño

A veces lo pequeño parece muy grande. Pero… lo muy grande me sigue pareciendo tan grande como antes.

Cuando tu estatura no supera el metro y veinte centímetros, coincidiendo con los inicios de la reflexión sobre lo que te rodea, no entiendes muy bien por qué está todo hecho para esas personas mayores tan altas, los vasos colocados en el estante de arriba y el chocolate también, los grifos demasiado lejos, las sillas con mucha altura…

Tanto el tamaño de las cosas como el del tiempo cuesta bastante amoldarlo al de ti misma. Si no tienes dieciocho años, los quieres tener, si ya los tienes quieres salir de casa hasta tarde, y si sales no quieres dormir en ella, y si no duermes en ella, no quieres dormir sola, y si no duermes sola…

Si estudias, quieres terminar, si no trabajas, quieres hacerlo, si estás verde, quieres madurar…

Mi nena me decía que quiere llegar a ser sabia. Porque sabia, según ella, es saber mucho y le gusta la gente que le habla de lo que no sabe. Su abuela, sus yayos, su papá y su mamá. Sus pilares, con sus abrazos y sus besos. En el fondo es todo lo que necesitamos a cualquier edad para seguir creciendo.
Le digo que alguien es sabia porque tiene sabiduría. Ella me recuerda que su amiga Sofía seguro que será sabia porque su nombre significa eso. Yo asiento y le pregunto si podría decirme qué es ser sabia, me responde que haber vivido mucho. Le añado que vivir mucho también conlleva tener experiencias, unas blancas y otras negras.
Y le hablo de un juego de cubos de colores que se guardan unos dentro de otros, como las muchequitas rusas que sonríen y sonríen. Y que estos cubos también se pueden apilar como una alta montaña de encajados colores, experiencia o sabiduría, qué más da.

Me sorprendo aplicándome el cuento y recuerdo que mis pilares aunque sigan siendo los mismos, ahora están más fuertes. A lo mejor he conseguido ver lo que me rodea del tamaño exacto, como si ya pudiera tutearle a la realidad que me envuelve y que ya no intenta asfixiarme.

Me imagino tumbada en una cama con colchón de agua, en medio de un silencioso campo abierto y sin montañas. No tengo frío. Estoy mirando lo infinito que es el cielo, la luna y las estrellas, sintiendo, tras mucho caminar, que a lo mejor hasta puedo coger alguna de ellas con mis manos.

No hay comentarios: