amapola

Como si llevara un enorme ramo de flores entre mis brazos, un exuberante y mullido montón de flores de todas clases que me taparan hasta rozarme la nariz. Rosas rosas y blancas, alhelíes, olorosos jazmines y nardos, pequeños claveles casi amarillos... almohada de sueños felices y de lejanos jardines de Oriente. Un gran ramo de sentimientos que se me van cayendo por el camino.
Me descubrí contando la misma secuencia, me sorprendí al hacer balance y darme cuenta del poco parecido de esa historia con la original. ¿Tantas veces habría repetido el suceso que se había desgastado?. Con el tiempo cobró dinamismo, las imágenes podían percibirse con mayor nitidez; aunque quedara mejor, literariamente hablando, incluso salpicada con ciertas notas de humor, me sinceré conmigo misma y reconocí, no con cierto estremecimiento, que me había convertido en una verdadera relatora de experiencias recogidas sin saber si eran mías del todo.
Me pasaba algo parecido con los sueños, algunos de ellos insistían en hacerse un espacio entre mis recuerdos como si de vivencia se tratara. Inconscientes que emergían a mi memoria apropiándose de mi voluntad y que se confundían con algunos momentos entrañables que marcaban mis destinos.
Y me pregunté entonces si era posible que un sueño, tan reiterado y recordado de esa forma, si una vivencia onírica tan real, podía conseguir tejer una tela de araña que capturara la esencia de mi vida.
Por eso me centré en pensar en algo vivido despierta que me sacara de aquel embrollo en el que me estaba sumergiendo.
"El silencio del viento me acompañaba en ese paseo. El verde de las montañas contrasta con la sequedad de los campos labrados y dejados sin sembrar. Las motas rojas surgen de aquí a allá como pinceladas. Nos acercamos para notar la suavidad de sus pétalos, lo hacemos con cuidado para no molestar. Mi sol quiere un ramo de amapolas; le explico que si cortamos el tallo no se sostienen y su corola desfallece. Buscamos el hilo que las sujeta al cielo y... no hay"
Esto pasó, unas imágenes tan sentidas deben de haber sucedido, aunque me pierda en la línea que separa lo que fue y lo que pudo pasar.
...
Ayer vi el hilo que me sujeta al cielo. Me dió un poco de vértigo y lo dejé pasar. Por la tarde, para olvidarlo o endulzarlo, me comí un trozo de tarta de chocolate y -tal como me temía- este truco ya no me funcionó.

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