descubriendo a Casiopea


En una espléndida noche de agosto, sin calor ni frío, mis dos soles y yo montamos un planetario casero bajo la tupida sombra cargada de estrellas.
Entre silencios y risas, centré mi pensamiento en una conversación que unos días atrás había surgido con un buen amigo, con el que tras muchos años de ausencia ahora coincidía habitualmente.
En la charla recordada emergió una referencia a momentos vividos, de esos que sin saber por qué aparecen intermitentemente en tu mente de vez en cuando, de los que forman parte, o por lo menos crees que forman parte de tu existencia… 
A mí, que guardaba ese momento envuelto en una fina tela de seda sin anudar, me desconcertó la ligereza con la que mi antiguo y ahora nuevo amigo se refería al mismo, etiquetando ese cachito de mi vivir como algo sin importancia, cosas de jóvenes, en fin, ¡como un hecho que ya había pasado y que al pasado pertenecía!
¿Cómo no lo había descubierto yo sola? ¿Cómo no me había dado cuenta antes…?
La verdad es que ya no le guardo ningún rencor por esa apertura de ojos forzada pero contundente, francamente tan solo le estoy agradecida.
Decidí que subiría a la buhardilla para coger ese archivador definitivo que todavía permanecía vacío para llenarlo con un nuevo paquete de recuerdos. Me dedicaría, ya era hora, a separar los sueños de las pesadillas sentidas para seguir conservando los primeros para el futuro. También cogí una brocha y me dispuse a darle una buena capa de barniz de pasado a cada imagen de esas que apareciera en mi cabeza a partir de ahora.
Lo que he comenzado me ha dado un poco de vértigo, es entrar en un nuevo camino ya sin retorno y crecer sin ataduras ni redes de protección para siempre. Voy a respirar profundamente y se me pasará.
Abro de nuevo los ojos y me gusta lo que veo, dos soles callados mirando la luna llena de agosto y descubriendo conmigo a Casiopea.

1 comentario:

LEANDRO M. dijo...

“Los cielos tienen que ser simples, pero no lo son” dijo Hipatia. Los recuerdos del ser humano tampoco son sencillos esbozos de tiempo. ¿Qué sería de los sueños sin sus sombras y pesadillas? No debemos rahezar un buen momento influenciados por la visión de un recuerdo vivido de diferente manera por otra persona. Un saludo. Leandro M.